Erase una vez en un país muy lejano un hombre seguro de sí mismo y una mujer un poco menos segura. Coincidían continuamente, se encontraban en todas partes, en la calle, en fiestas, era casi como si estuviesen saliendo juntos por casualidad. Y después de un nuevo encuentro al azar decidieron elegir un día para encontrarse a propósito. A veces necesitamos una segunda opinión, con médicos, propiedades, hombres...
Mientras me alejaba pensé que quizá todos los hombres eran una droga, a veces te deprimían y otras te subían a las nubes.
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