Dicen que los planes mejor pensados normalmente suelen torcerse, porque no importa lo detallada que sea la preparación, un plan siempre tendrá un punto debil. Y siempre habrá quien busque explotarlo, condenarlo a que falle y a que lo haga su perpetrador con él.
Cada plato tiene un fallo fatal. A veces es el corazón, incluso en los que se supone que tienen más cuidado. Pero una naturaleza cuidadosa no siempre asegura el éxito. Cuando un plan se construye sobre cimientos inestables el fallo no es solo una posibilidad, es una certeza.
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